Hipertensión Sistémica
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Hipertensión Sistémica en el Paciente Adulto

En más del 90% de los pacientes, el trastorno es primario, de causas desconocidas, y no se cura.  Sin embargo, el estilo de vida puede influenciar su desarrollo y severidad.  Por ejemplo, la obesidad, el uso de alcohol y tabaco (fumado o masticado), la alta ingesta de sal, el colesterol alto producto de la dieta, y el uso de drogas recetadas o recreacionales, pueden llevar al aumento de la presión sanguínea.

En contraste, se pueden lograr niveles saludables de presión arterial, a través de actividad física regular y una dieta rica en potasio, calcio y magnesio, comiendo muchas frutas y vegetales, y pescado, carne y lácteos bajos en grasa.

En menos del 10% de los casos, la causa de la presión sanguínea alta, es secundaria, o sea, causada por factores como la diabetes, enfermedad renal, obstrucción del tracto urinario, anemia, o por la presencia de masas abdominales.

El porcentaje de personas con hipertensión arterial aumenta con la edad.  Por ejemplo, menos del 1% de las personas entre 18 y 24 años la tendrán, en comparación con 10% entre las edades de 35 y 44, y más del 75% de los mayores de 75 años.  Este aumento con la edad, parece ser en la presión sistólica y no diastólica.

Debido a la naturaleza progresiva de la hipertensión sistémica, se debe medir la presión a todas las personas regularmente, a lo largo de la vida, y recibir tratamiento o realizar cambios en el estilo de vida.  Si no se trata, la hipertensión sistémica, aún en grado leve a moderado, puede llevar a ateroesclerosis o a daño de órganos.